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VALENCIA. PALACIO REAL

Durante unos años, el Santo Cáliz estuvo en la capilla del palacio zaragozano.

Martín el Humano murió en 1410 sin sucesión.

Pasaron dos años en los que el Reino estuvo sin rey.

En 1412 los representantes del Reino, reunidos en Caspe, decidieron entronizar a Fernando de Antequera, sobrino de Martín.

En 1416 murió don Fernando y le sucedió su hijo, Alfonso V.

En 1424 Alfonso solicitó que el Santo Cáliz le fuese llevado al palacio real de Valencia, donde habitaba.

En algún momento el Cáliz había sido trasladado de Zaragoza a Barcelona, pues es de la ciudad condal de donde le envían el Vaso al soberano.

 

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Durante el tiempo en que Alfonso el Magnánimo residió en Valencia, la ciudad se impregnó de grialismo.

Alfonso V, rey guerrero y sabio, deseoso de hazañas y conquistas, se identificó con los Reyes del Grial y consideró sus campañas mediterráneas, las campañas sobre las cuales en Valencia el monarca había escuchado profecías, como su personal Búsqueda del Grial, su “Siti Perillós”.

El asiento que sólo podía ser ocupado sin riesgo por Sir Galahad, el caballero que alcanzó a ver el Grial.

Hasta tal punto se sintió identificado el soberano con los antiguos héroes, que eligió el dibujo del Asiento Peligroso, del trono vacío, en ocasiones rodeado de llamas, como divisa propia.

En las múltiples reproducciones de la divisa realizadas por encargo del rey, una de las leyendas que rodean el dibujo del sitial en llamas, que dice “Virtut apurar no’m fretura sola” (“No me faltará virtud hasta el final”), hacía referencia a la virtud que Galahad poseía para encontrar el Grial.

Otro lema real que se repite es el de “Seguidores vencen”, que aludía directamente a la Búsqueda.

El Siti Perillós aparece en numerosos azulejos de cerámica palaciega, encargados para Valencia, y también en las ropas del rey, en la tienda y en la galera reales e incluso en los uniformes de su ejército.

Don Alfonso se presenta así como nuevo caballero del Grial, digno de ocupar el trono y de llevar a buen término la Búsqueda.

 

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También el caballero y escritor Joanot Martorell se vio imbuido por ese grialismo que se vivía en la corte valenciana.

En su novela “Tirant lo Blanc” se describe una sala del palacio del Emperador de Grecia, en Constantinopla, y Martorell la imagina con las paredes cubiertas por tapices:

«Les ymatges de les parets divisaven diverses històries de Bèorç e de Perceval e de Galeàs, com complí l’aventura del Siti Perillós; e tota la conquista del Sanct Greal s’i demostrava».

(«Las imágenes de las paredes mostraban diversas historias de Boors y de Perceval y de Galahad, cómo cumplió la aventura del Asiento Peligroso, y toda la conquista del Santo Grial estaba allí pintada»).

(Cap. 119)

El propio caballero Tirant porta como cimera, sobre el casco, una reproducción del Santo Grial:

«Per cimera portava... lo Sanct Greal, fet a manera d’aquell que Galeàs, lo bon cavaller, conquistà».

(«Llevaba por cimera... el Santo Grial, hecho a manera de aquel que el buen caballero Galahad conquistó»).

(Cap. 189).

 

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Tras una larga campaña en Italia, el 23 de febrero de 1443 Alfonso V conquista Nápoles.

Allí se establecerá, en la fortaleza de Castelnuovo, que hizo remodelar. Y llenar de evocaciones griálicas.

Miles de azulejos encargó don Alfonso al maestro ceramista morisco Joan Al-Murcí para su palacio de Nápoles.

Azulejos en los que figura como insignia real el “Sitio Peligroso”.

Miles de azulejos de la mejor cerámica de Manises (“la más hermosa labor que hacerse pudiera”) con los que revestir las estancias reales, multiplicando interminablemente en el emblema el recuerdo del Grial.

En las ménsulas de las ventanas de la Sala dei Baroni aparece igualmente la divisa alfonsina del “Siti Perillós”.

Y, tras la conquista de Nápoles, para su representación en el Arco Triunfal de Castel Nuovo, don Alfonso escoge la misma iconografía:

Un asiento entre llamas, pero esta vez ya no vacío, sino ocupado por el mismo Rey. El nuevo héroe del Grial.

Cuando en 1453 los turcos tomen Constantinopla, Alfonso V se ofrecerá a defender la cristiandad, asumiendo un papel mesiánico en la lucha contra el Maligno.

 

***

 

En 1436 Alfonso V partía para Nápoles y el Cáliz era depositado en la catedral de Valencia.

El 18 de marzo de 1437 se redactaba la escritura de donación del Cáliz a la seo valenciana.

El notario Jaime de Monfort se refería a él en el documento como «lo calser hon Jhesus Christ consagrà lo sanguis lo dijous de la cena».

El Grial ya no saldrá de Valencia más que ocasionalmente.

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