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GUERRA CIVIL. VALENCIA

Elías Olmos, el Archivero de la Catedral, se instaló en el domicilio de Dª Sabina.

El Cáliz se guardó en un primer momento en un cajón de un armario ropero, y luego en un hueco debajo del cajón, disimulado con unas tablas pintadas del color del mueble.

Se ocuparon de ello José Cortés Díaz y un hermano de Sabina, Salvador (que sería asesinado unas semanas después).

En los días siguientes fueron registradas las casas de D. Elías y de algunos amigos suyos. D. Elías sospecha que pudo haber alguna delación que diera pie a la búsqueda del Cáliz en el entorno del Archivero.

El 2 de agosto Elías Olmos abandonó la casa de la familia Suey.

El 29 de agosto la casa fue objeto de registro, en presencia de la familia, y el armario fue revuelto, pero el Cáliz no fue encontrado. (Hay quien dice que en realidad uno de los milicianos sí llegó a ver el escondrijo, pero no lo denunció y en cambio advirtió a Sabina de que debía buscar un lugar más seguro).

En cualquier caso, ante la amenaza de nuevas pesquisas, Sabina Suey se trasladó con el Cáliz al piso de su hermano Adolfo, en la calle Pelayo, 7, principal.

Allí fue ocultado el Cáliz entre los muelles de un sofá.

También aquel piso fue registrado, pero tampoco entonces fue descubierto el Cáliz.

No obstante, ya que aquella casa no ofrecía mayor seguridad, el 30 de enero de 1937 Sabina regresó a su piso con la Copa.

En la cocina, debajo del banco, abrieron un hueco que cerraron con un tabique. Allí quedó oculto el Cáliz. La obra la realizó Bernardo Primo Alufre, pero se le dijo que lo que estaban escondiendo era unas joyas.

Sin embargo, en los meses siguientes a la familia no le pareció que el escondite fuera suficiente, y se decidió efectuar un nuevo traslado...

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