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Una larga historia...

Desde que en el siglo III San Lorenzo pone el Cáliz a salvo de los saqueos y matanzas del emperador Valeriano, enviándolo de Roma a Huesca, hasta que en el siglo XX doña Sabina Suey Vanaclocha lo salva de la quema de iglesias ocurrida en la España de 1936, la historia del Cáliz ha sido la historia de un salvamento frente a una sucesión de persecuciones.

 

Y también, de algún modo, la historia del Santo Cáliz es paralela a la historia de la España cristiana.

Durante los dos grandes periodos de invasión (la ocupación musulmana y la ocupación francesa), los custodios del Cáliz lo mantuvieron oculto en lugares que consideraron seguros (el Pirineo, durante la época árabe; las Baleares, durante la época napoleónica).

 

Finalmente, el 9 de octubre de 2014 el papa Francisco aprobó la celebración de un Año Santo Jubilar del Santo Cáliz cada 5 años, con inicio en octubre de 2015.

 

Hasta ese momento el Vaticano no se había pronunciado oficialmente, aunque sí había hecho gestos importantes, ya que el Cáliz fue utilizado por Juan Pablo II y Benedicto XVI en las misas de sus visitas oficiales a Valencia, en 1982 y 2006 respectivamente.

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