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ROMA

En Roma en el siglo III tienen lugar las persecuciones de Valeriano a los cristianos.

En el año 258 el papa Sixto II es condenado a muerte.

Su diácono Lorenzo, antes de ser también martirizado, envió el Santo Cáliz a Hispania, a sus padres, que vivían en el poblado de Loret, extramuros de Huesca.

Se los hizo llegar a través de Precelio, un hispano que servía en las legiones romanas.

Se ha dicho que el Cáliz iba acompañado de una carta, pero ésta no se conserva.

 

El traslado del Cáliz de Roma a Huesca estaba plasmado en uno de los frescos del siglo XIII de la basílica italiana de San Lorenzo, a las afueras de Roma.

En la pintura se había representado la historia:

En una imagen, el papa entregaba a su diácono una copa.

En la siguiente, San Lorenzo la ponía en manos de un soldado.

Este fresco fue destruido en un bombardeo de Roma en la Segunda Guerra Mundial.

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