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EL VASO ORIGINAL

A menudo se esgrime el argumento de que una copa tan rica no podría ser la usada en la Última Cena.

 

Sin embargo, la Copa de la Última Cena, propiamente hablando, es sólo la parte superior del actual cáliz.

Todo lo demás es un trabajo de orfebrería realizado e incorporado en la Edad Media, en el monasterio de San Juan de la Peña, para proteger y enaltecer la Copa, que originariamente era un cuenco de piedra.

La vasija inicial, de cornalina, era un tipo de recipiente muy utilizado en tiempos de Jesucristo, y en distintos museos se conservan ejemplos de vasos similares de la misma época.

 

Las asas, las perlas, etc. son añadidos medievales, y por tanto el argumento de que "Jesús no habría utilizado una copa tan lujosa" carece de validez.

 

Desde luego, no disponemos de un "certificado" que acredite que ese cuenco fue el usado por Jesús, pero sí sabemos que ese tipo de recipientes de ágata y materiales parecidos eran comunes en su época.

 

Y sabemos también que para actos ceremoniales los judíos no empleaban materiales que no pudieran ser completamente purificados; es decir, que empleaban piedra pulida o vidrio, que no retienen impurezas, como sí ocurre con la madera o el metal.

 

Así que nada se opone a que ese cuenco fuera utilizado en la Última Cena. En cambio, lo que sí carece de fundamento es pensar que el Cáliz sería de madera.

 

Primero, porque el hecho de que Jesús fuera carpintero no significa que tuviese que ir con una copa de madera a todas partes.

 

Y segundo, porque la Última Cena, una Cena Pascual, se celebró en casa de un judío acomodado, que sin duda sacaría "su mejor vajilla" para atender a sus invitados.

 

No hay, ni puede haber, constancia escrita de que este cuenco formara parte de esa Cena. Pero sí sabemos que en la Roma de los primeros siglos los Papas así lo creían. Y, a falta de otras evidencias, hay que valerse de la tradición como fuente histórica.

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