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GUERRA DE LA INDEPENDENCIA. ALICANTE

A lo largo de mayo de 1808, el ambiente en Valencia se había ido tensando.

 

El 23 de mayo de 1808 llegaron las noticias de Madrid, y ante las vacilaciones de las autoridades, a las que el pueblo pedía sacar la Real Señera como declaración de guerra frente a la imposición de José Bonaparte como rey, Vicente Doménech, de oficio “palleter” (vendedor de pajuelas para encender fuego), improvisó una bandera con su faja y en la actual Plaza de la Compañía se subió a una silla y gritó:

«¡UN POBRE PALLETER LI DECLARA LA GUERRA A NAPOLEÓ!»

 

Empezaba así la Guerra de la Independencia en Valencia.

 

El 28 de junio de 1808 tuvo lugar la Primera Batalla de Valencia contra el ejército de Napoleón (todavía se pueden ver los cañonazos en las torres de Quart).

La ciudad no caerá hasta el 8 de enero de 1812, tras un tercer ataque y un duro asedio por parte de las tropas francesas bajo el mando del mariscal Suchet.

 

Pero ya a raíz de la Primera Batalla, la Catedral se planteó poner a salvo su tesoro. En todo el territorio invadido, el ejército francés estaba destrozando o expoliando el patrimonio nacional.

El 18 de marzo de 1809 se decidió llevar a Alicante todos los objetos de valor, hasta algunos retablos. Se opta por Alicante en vez de por las islas para evitar una travesía marítima amenazada por los corsarios. De todas formas, el cargamento se trasladó por mar, bordeando la costa.

Se llevan 61 cajas de diverso tamaño. En una caja pequeña se efectuó el traslado del Santo Cáliz.

 

Desde el puerto de Alicante los paquetes fueron repartidos entre la concatedral de San Nicolás y una vivienda de la plazuela de San Cristóbal, en la esquina con la calle de los Santos Médicos. El Santo Cáliz quedó guardado en esta casa, en donde incluso llegó a ser expuesto algunos días, con medidas de precaución.

El cargamento permaneció en Alicante 10 meses.

 

La situación parecía haberse estabilizado, y a finales de enero de 1810 fue llevado de vuelta a Valencia.

El regreso no fue tranquilo, el mal tiempo obligó a los barcos a fondear en Benidorm durante 13 días, pero finalmente todas las cajas retornaron a la Catedral.

 

Sin embargo, el 5 de marzo de 1810, desde Aragón, el mariscal Suchet se presenta con sus tropas ante Valencia (en una segunda ofensiva que también fracasará).

Cuando, unos días antes, llegan las noticias del nuevo avance francés, en la Catedral aún ni siquiera se había terminado de desembalar las piezas.

 

Los canónigos se alarman y rehacen aprisa y corriendo los paquetes, mientras la ciudad se atrinchera y se prepara para resistir el nuevo ataque.

Esta vez se elige como destino Ibiza, refugio que parece más seguro que Alicante. En el puerto de Valencia las cajas son cargadas en tres barcos.

 

La travesía fue incidentada. El 4 de marzo de 1810 un temporal hizo que sólo un barco, del que era patrón Vicente Iglecies, consiguiese llegar a la isla. Las otras dos naves tuvieron que desviarse hasta el puerto de Denia.

 

A bordo del barco que llegó a Ibiza iban 22 cajas. Entre ellas, la que contenía el Santo Cáliz...

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